Trabajábamos
juntos y era fácil hablar a diario. Nos encontrábamos en la salita de hacer
café y siempre teníamos algo que contarnos, tonterías, tampoco éramos amigos,
pero eso que notas que hay una chispa, que algo pasa…
Pero la cosa
siempre quedaba en eso, en hablar en el café y cuando me iba y pasaba por su
mesa decirle adiós y ya está. Ella me encantaba, cuando la veía me ponía
nervioso y es que hacía tiempo que no estaba con una chica en plan serio, había
tenido mis aventuras y mis cosas pero a la hora de la verdad nunca me gustaba
ninguna, pero ella era diferente y no sabía por qué pero sabía que con ella sí
podría ser, y por eso me daba más palo que con nadie hablar, era super
complicado.
Un día al
salir de la oficina una compañera dijo de tomar algo en un bar al que íbamos a
veces, aunque ella y yo nunca habíamos coincidido, dijimos los dos que sí y
fuimos para ahí un grupo de compañeros. Estuvimos super a gusto, era importante
para mí vernos fuera de la oficina y comprobar que eso que yo pensaba, de que
había algo entre nosotros, era verdad, y sí, sí lo era, porque cuando me fui a
casa ella me mandó un mensaje (pidió mi número a otro compañero) diciéndome que
se lo había pasado genial y que si repetíamos algún día. Para mí fue una señal
de que quería verme y me puse super contento, no me lo podía creer!! Porque
ella era guapísima, muy divertida, super inteligente, y no sé, me parecía como
que alguien así no podía fijarse en alguien tan normal como yo.
Estuvimos un
rato hablando por mensajes y el tonteo era evidente, y a la mañana siguiente me
daba hasta corte mirarla en el trabajo. Seguimos unos días hablando en el café
y por las noches por mensajes, hasta que por fin quedamos solos y… qué deciros,
pues que desde ese día ya no nos hemos vuelto a separar, y de eso ya hace más
de dos años. Me costó “arrancar” por mis inseguridades pero ella me ayudó en
todo y juntos lo hemos hecho posible.
Desde aquí
decirle que la quiero más cada día y que nunca pensé ser tan feliz como lo soy
a su lado.